Nedved cuelga las botas
LUIS TEJO. A sus 37 años, el centrocampista checo Pavel Nedved ha decidido poner fin a una carrera llena de gloria. Y lo ha hecho en la Juventus de Turín, su equipo de los últimos ocho años, del que llegó a ser referente en el campo e icono para la tifoseria cuando, al igual que otros compañeros como Buffon o Camoranesi, decidió quedarse en la Vecchia Signora a pesar del descenso administrativo a Serie B allá por 2006 por un escándalo de amaño de partidos. No ha querido ni valorar la oferta del Inter para continuar en activo cambiando las rayas blancas por las azules.
Nedved es genio y figura hasta última hora: en la temporada recién finalizada ha sido el jugador juventino que más partidos ha disputado, con un total de 44. El último, el que su equipo ganó a la Lazio, el club que le llevó a Italia en 1996, cuando todavía era un prometedor jovenzuelo que destacaba en el Sparta de Praga.
En este tiempo, al margen del subcampeonato de Europa con su selección en el mismo 1996 (toda una proeza para un país que, igual que Hungría, parece haber olvidado su brillante pasado), le ha llegado para hincharse a títulos, tanto individuales como colectivos. Sin contar los que le quitaron a la Juve por sobornar árbitros, quedan tres scudetti (cuatro con el de segunda), otras tantas supercopas italianas, una más de Europa, dos Coppe Italia, una Recopa y, sobre todo, el Balón de Oro de 2003. Le queda la espina de no haber podido ganar nunca la Copa de Europa.
Pero no se asusten, que queda Pavel para rato. Aunque en principio tenía intención de desvincularse definitivamente del mundo del fútbol, al final parece que se lo ha pensado mejor y va a aceptar la oferta de la directiva bianconera para convertirse en ayudante de Ciro Ferrara (mítico central que despuntara en la propia Juve y en el Nápoles de Maradona) en el banquillo turinés. No es fácil formar parte del cuerpo técnico de un equipo tan exigente, aunque superar a su predecesor, el muy mediano Claudio Ranieri, tampoco debería suponer un gran reto para un hombre tan acostumbrado al éxito como el checo.
Nedved es genio y figura hasta última hora: en la temporada recién finalizada ha sido el jugador juventino que más partidos ha disputado, con un total de 44. El último, el que su equipo ganó a la Lazio, el club que le llevó a Italia en 1996, cuando todavía era un prometedor jovenzuelo que destacaba en el Sparta de Praga.
En este tiempo, al margen del subcampeonato de Europa con su selección en el mismo 1996 (toda una proeza para un país que, igual que Hungría, parece haber olvidado su brillante pasado), le ha llegado para hincharse a títulos, tanto individuales como colectivos. Sin contar los que le quitaron a la Juve por sobornar árbitros, quedan tres scudetti (cuatro con el de segunda), otras tantas supercopas italianas, una más de Europa, dos Coppe Italia, una Recopa y, sobre todo, el Balón de Oro de 2003. Le queda la espina de no haber podido ganar nunca la Copa de Europa.
Pero no se asusten, que queda Pavel para rato. Aunque en principio tenía intención de desvincularse definitivamente del mundo del fútbol, al final parece que se lo ha pensado mejor y va a aceptar la oferta de la directiva bianconera para convertirse en ayudante de Ciro Ferrara (mítico central que despuntara en la propia Juve y en el Nápoles de Maradona) en el banquillo turinés. No es fácil formar parte del cuerpo técnico de un equipo tan exigente, aunque superar a su predecesor, el muy mediano Claudio Ranieri, tampoco debería suponer un gran reto para un hombre tan acostumbrado al éxito como el checo.
1 comentarios:
tengo q decir que el hecho de que este tio tenga un balon de oro...CLAMA AL CIELO...
Publicar un comentario