Sanción a la francesa

No ha habido ninguna sanción en la historia de la FIFA o de la UEFA en la que se hayan cometido tantas irregularidades y algunas tan graves. En primer lugar, casi reventando uno de los derechos fundamentales de cualquier persona, es que no ha habido un juicio justo, no se han oído a las distintas partes; la UEFA nunca ha pedido la versión oficial del Atlético sobre el tema y sólo ha tomado en cuenta las acusaciones infundadas del presidente marsellés, Pape Diouf. El mismo presidente que oyó gritos racistas, pero que nunca tuvieron constancia ni para el delegado de la UEFA ni para el árbitro que estuvieron en el partido. Las acusaciones de racismo se desmontan aún más con las declaraciones del jugador del Olympique, Hilton: "No, no, la torcida del Atlético no hizo nada".

No habría que pedir cuentas sobre todo esto a la UEFA, sino directamente a los altos mandos de la FIFA. Una federación continental no puede auspiciar y proteger los intereses de un grupo de ultras por muy compatriotas que sean. Platini ha demostrado sus intereses patrióticos están por encima de cualquier juramento de imparcialidad. Así que Joseph Blatter debería recoger y comprobar todos los recursos de los que cuenta para fulminar definitivamente como presidente de la UEFA a Michel Platini.
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