¿A quién se debe proteger?

Otra vez se vuelve a señalar al inocente como verdugo. El que está constantemente recibiendo patadas es el que más duramente es sancionado. En esta jornada el perjudicado ha sido Ronaldinho por su mano, que tras ser cosido a patatas por Belenguer, se revolvió e intento tomarse la justicia (en este caso con su pie). No quiero justificar el intento de agresión del crack del Barça, pretendo defender al fútbol.


Schuster ya lo avisó cuando en la ida de Copa, el partido del famoso gol de Messi, criticó a su equipo por la permisividad a la hora de defender al argentino. En resumidas cuentas, quería que le pararan y le dieran más patadas. Y esa fue la consigna del Getafe en el partido del sábado, patadas y patadas a los jugones del Barça. La jugada de la polémica surge con un control de Ronaldinho que aguanta el balón de espaldas, Belenguer se pega a él y comienza a darle patadas en el tobillo al brasileño, le mete el codo en la cara y acaba tirándole al suelo. Ronaldinho, harto de patadas, intenta reprimir al central getafense de malos modos, el peor camino. Pero los árbitros son los jueces en el campo y no siempre la imparten correctamente. El colegiado debe entender la reacción de cada jugador, las pulsaciones que experimentan y lo mucho que se juegan. Amarilla a Belenguer y amarilla a Ronaldinho por su rabieta.

Jornada sí, jornada también, los Guti, Ronaldinho, Messi, Torres, Aimar, Villa, Silva sufren un acoso y derribo brutal por parte de los defensas, en muchas ocasiones, con la complicidad de los árbitros. Estos deberían pensar mejor en su trabajo y no dejar que paguen justos por pecadores porque los responsables de impartir justicia son ellos.